Comentario del libro “Los Bárbaros”, del escritor italiano Alessandro Baricco


Comentario del libro “Los Bárbaros”, del escritor italiano Alessandro Baricco
Por Claudio Alvarez Terán
En Los Bárbaros, Alessandro Baricco analiza el fenómeno del cambio cultural operado a finales del siglo pasado en lo que comúnmente se ha conocido como proceso Modernidad-Posmodernidad desde la perspectiva de una mutación, utilizando la metáfora moderna de la barbarie como contracara de la civilización.
Baricco plantea que no se trata de una invasión bárbara al estilo de la temida por los romanos o por la antigua China, sino de un proceso en el que se observan las “aldeas tomadas” pero no aparecen los signos de los invasores, es decir la forma de la mutación, del contagio, aquello que las dinastías chinas tanto temían, la presencia de los bárbaros frente suyo, esos bárbaros que más que diferenciarlos los definían, aquellos que los llevaron a construir esa formidable e inservible Muralla, una muralla más filosófica que militar, la que les permitía sentirse chinos y temer.
Los habitantes de la civilización del siglo XX han visto como sus aldeas (sus ideas, sus prácticas) son una a una conquistadas por los bárbaros, esos habitantes del nuevo siglo que traen consigo un cambio cultural de proporciones desconocidas en los últimos cinco siglos.
Baricco echa mano a una gran cantidad de metáforas mediante las cuales presenta sus ideas, metáforas de gran impacto para explicar, por ejemplo, de qué manera los bárbaros del nuevo siglo rompen con diversas prácticas del mundo civilizado.
Para ello recurre a la metáfora del vino para explicar de qué manera ciertos rasgos elevados de la civilización en lugar de perderse se multiplican, pero en esa multiplicación pierden sus rasgos esenciales, pierden incluso su sentido mismo.
Hasta mediados del siglo XX el vino era una bebida que no alcanzaba un consumo mundial, limitado por la cerveza y los licores, estaba reservado a ciertos sectores y limitada su producción de calidad a Francia e Italia. Pero cuando los norteamericanos, terminada la Segunda Guerra, se llevan el gusto por el vino generarán una revolución que lo impulsará a convertirse en la mayor bebida alcohólica en todo el mundo, pero en esa masificación se perderá el sentido de la bebida.
Lo que surgirá de esa transformación será un “vino hollywodense”, es decir un vino standard a medio camino entre un aperitivo y la cerveza, un vino espectacular, simple, sin asperezas, con suficiente graduación alcohólica para que al primer sorbo desaparezca, que no interfiera con la comida, fabricado con cualquier tipo de uvas cultivables en cualquier parte de la tierra, y procesado rápidamente, sin el esfuerzo y la paciencia de su padre original.
El vino hollywodense viene a “disipar el sentido, la profundidad, la complejidad, la riqueza original, la nobleza, incluso hasta la historia” del vino original, a lo que se llega dice Baricco es a una mutación muy parecida a la que estamos viviendo en nuestra cultura.
Aspectos colaterales de esta avanzada son ideas tales como que el progresivo aumento de la cantidad conspira contra la calidad, y que el aumento de la comercialización se lleva puesto el sentido, el alma de las cosas.
Otra metáfora fuerte de las que usará Baricco será el fútbol, y lo hará para explicar de qué manera el sentido de las cosas ha pasado a estar en el funcionamiento del sistema, la multitarea y la velocidad de movimiento.
En la metáfora del fútbol se puede observar que hasta 1970 el fútbol era un juego en el que cada jugador realizaba una tarea específica dentro del conjunto en el que sobresalía el genio del conductor que llevaba el número 10 en su espalda. Jugadores que se repartían tareas y espacios dentro del campo, especialistas que tejían un todo, defensores que defendían, atacantes que atacaban.
Luego, llegó el futbol total, se acabaron los 4, los 3, los 7, los 5; todos empezaron a hacer todo, atacar y defender sin espacios fijos, circulando por la cancha según las necesidades y en una vinculación a alta velocidad. Los especialistas son dejados de lado, y el genial número 10 pierde su funcionalidad en ese marco y su lugar pasa a ser el banco de suplentes.
Baricco nos dice que la velocidad ocupa un lugar fundamental en esta historia, y que es la velocidad, la multifuncionalidad y la espectacularidad lo que reemplaza el orden de la pausa y la excepcionalidad. En el fútbol total predomina la medianía individual a favor del efecto de la circulación. Se requiere esa medianía para asegurar la velocidad, porque el genio, dice Baricco, es lento, el cerebro de la creación funciona con lentitud.
El fútbol del domingo, la ritualidad, es reemplazada por el del viernes, sábado, lunes, martes, todos los días a toda hora, completo y fragmentado, de consumo, como el vino hollywodense.
SI todos hacen de todo, se resigna el genio y la especialización, pero se multiplican de manera geométrica las posibilidades del juego. Dice Baricco, “un sistema está vivo cuando el sentido se encuentra presente en todas partes, y de manera dinámica: sí el sentido está localizado, e inmóvil, el sistema muere.”
Otra metáfora a la que recurre Baricco es la metáfora del libro. Hoy todos hablan de la caída de la importancia de la cultura libresca pero, paradójicamente, la industria editorial no ha dejado de crecer y de vender libros. Ese crecimiento se ha dado a merced de las editoriales familiares y de los libreros especializados.
Pero este proceso no es nuevo, el crecimiento permanente del mercado del libro viene desde hace un siglo quebrando lentamente el elitismo de otrora. Un elitismo que define no como una decisión de reserva y privilegio de las elites, sino como consecuencia de la imposibilidad de llevar lo que sea al mayor acceso de consumo posible, es decir, para Baricco lo elitista no está tanto definido por las decisiones de conservar privilegios de consumo de parte de unos pocos sino de la incapacidad del mercado de llegar a muchos más con esos consumos limitados a la elite.
Una vez que el Mercado se libera de esos límites productivos la marea del consumo, incluso del consumo de elite, los alcanza a todos; pero el libro hoy no es elegido por el sentido literario del texto, sino que el sentido suele estar fuera del libro. ¿Dónde? Donde se genera la comunicación de nuestro siglo: en los medios de comunicación. Los libros toman el vocabulario y la semántica de esta lingua franca del siglo XXI que es la de los medios audiovisuales.
El libro ya no es el lugar del sentido, el lugar es la secuencia de sentido que hay entre el libro, el cine, la televisión, la internet, el videojuego, etc. El sentido se vuelve horizontal. Nuevamente el sentido en superficie, diseminado y a velocidad.
Barico resume la mutación como:
·                    Una innovación tecnológica que rompe con los privilegios de una casta, abriendo la posibilidad de un gesto a una población nueva.
·                    El éxtasis comercial que va a ensanchar los espacios.
·                    El valor de la espectacularidad, como único valor intocable.
·                    La adopción de una lengua moderna como lengua base de toda experiencia, la lengua de los medios.
·                    La simplificación, la superficialidad, la velocidad, la medianía.
·                    El pacífico acomodo a la ideología del imperio americano.
·                    La sorprendente idea de que para que algo, cualquier cosa, tenga sentido e importancia, únicamente lo hará si consigue enmarcarse en una secuencia más amplia de experiencias
La experiencia durante años se basó en el acercamiento a las cosas, incluso mediante un acercamiento erudito, a veces una intuición, pero en todo caso siempre una relación íntima entre el hombre y la cosa.
Decía Benjamin: “el aburrimiento es el pájaro encantado que incuba el huevo de la experiencia”, muy bello, pero impropio de los nuevos bárbaros, siempre en movimiento y acelerados.
Ahora para los bárbaros la experiencia está compuesto de secuencias de diferentes algo, pasar por las cosas el tiempo suficiente para impulsarse a otras en constante movimiento. No se encuentra sentido en la llegada sino en el camino, el aburrimiento carece de sentido, es una renuncia a la experiencia. Por eso la idea del surfing y del multitasking.
La multitarea es estar en diferentes estaciones sin mucha atención en ninguna, si bien se vacía de sentido cada gesto individual, el sentido radica en la circulación de la experiencia.
La idea de la experiencia es la circulación y el movimiento su energía.  Frente al esfuerzo de sumergirse en la cosa y su sentido la experiencia prefiere viajar por la superficie.
El surfing permite alejarse de la posibilidad de la idolatría por una idea, o de la construcción de una verdad absoluta. El modo de vida del bárbaro es la espectacularidad, suma de fluidez, velocidad y aceleración. Cuánto más superficialmente circule, mayor espectacularidad y menor energía, impulso y seguridad de movimiento. Detenerse es riesgoso.
El bárbaro piensa, pero piensa  en redes, no piensa en vertical, piensa en horizontal, piensa el sentido, pero piensa a su modo.
Mientras la civilización encuentra en el pasado el sentido del presente, para los bárbaros el pasado son fragmentos que emergen en el presente, pedazos del tiempo, ningún sentido en particular. El pasado es importante solo cuando puede convertirse en presente.
Dice Baricco, “Ataúdes flotantes, llevados por la corriente, eso es el pasado para los bárbaros”.
El sentido está en el viaje, en la secuencia, se puede leer a Cortazar, coleccionar porno, comer sushi, ser hincha de Boca y tocar el violoncello; todas cosas equivalentes que adquieren sentido por la línea que las encadena.
De algún modo la democracia es más territorio de los bárbaros que de la civilización, porque ante el poder vertical de la ideología o la sangre se impone el poder horizontal de la ciudadanía.
Para la civilización un tema fundamental era la autenticidad, y para ello nada mejor que el origen. Pero como los bárbaros ponen el sentido en el movimiento, no está en el origen, está después.
El progreso lineal y vertical de la civilización, los bárbaros creen en el paso hacia los costados, el movimiento es esencialmente hacia los lados. Y hacia los costados lo que se resalta no es la superación sino la mera diferencia. ¿Es Adelle una superación de Madonna o solo algo diferente?
Los bárbaros son anfibios, y eso se ve muy bien en la escuela, ya que cuando están en la escuela respiran con pulmones y cuando salen lo hacen con branquias.
La última metáfora de Baricco es la de la hamburguesa de Mc Donald, y la usa para explicar cómo los bárbaros privilegian la periferia al centro. El centro motiva al sistema y el sistema genera el sentido.
El sentido bárbaro migra del centro a la periferia, hacia lo accesorio, un sentido nómade. Lo más importante de la hamburguesa son los aderezos, de un automóvil sus experiencias, del cine la liturgia del consumo.
Dice Baricco, “En cuanto al hecho de comprender, exactamente, en qué consiste esta mutación, lo que puedo decir es que me parece que se sustenta en dos pilares fundamentales: una idea distinta respecto a qué es la experiencia, y un emplazamiento distinto del sentido en el tejido de la existencia. El corazón del asunto está ahí: el resto es únicamente una colección de consecuencias: la superficie en vez de la profundidad, la velocidad en vez de la reflexión, las secuencias en vez del análisis, el surf en vez de la profundización, la comunicación en vez de la expresión, el multitasking en vez de la especialización, el placer en vez del esfuerzo”.
Pero no hay dos sectores, bárbaros y civilizados, hay una mutación que nos alcanza a todos, a unos más que a otros.


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